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14 agoCómo convertir un hobbie en un negocio
Por Juan Manuel Repetto, Responsable de Comunicación de UBA Emprende
De la cohetería amateur, Ezequiel y Emiliano pasaron a trabajar en la Comisión Nacional de Actividades Espaciales colaborando en el diseño de un lanzador espacial. Hoy diseñan su empresa, con el apoyo de Incubacen, la Incubadora de Empresas de Base Tecnológica de EXACTAS.
Desde muy jóvenes, Ezequiel Conti y Emiliano Grgic compartieron una pasión por el cielo. Se conocieron y se hicieron amigos cuando tenían 18 años y ambos disfrutaban el hobbie de diseñar cohetes experimentales. Hace dos años empezaron a trabajar juntos en la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) y ahora planean crear su propia empresa, dedicada a la fabricación de computadoras de vuelo para aviones civiles. El proyecto cuenta con el apoyo de Incubacen, la incubadora de empresas de base tecnológica de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA.
“Estamos desarrollando un sistema electrónico que se instala en el panel de instrumentos de una aeronave y que reemplaza a los instrumentos electromecánicos convencionales, brindando información más confiable, centralizada y con memoria. Permite al piloto focalizarse en una sola pantalla, en la cual además puede visualizar datos de vuelo precargados e incluso grabar su vuelo para reproducirlo luego en su PC”, explicó Ezequiel, quien es bachiller especializado en Ciencias Exactas, Tecnología y Diseño del Colegio Nacional de Buenos Aires, y actualmente está terminando la Lic. en Ciencias Físicas en Exactas de la UBA.
“Se trata de un proyecto innovador, porque hace accesible una tecnología que hoy no se produce en la Argentina (sólo se desarrolla en EE.UU. y en Europa) y que no está disponible para la mayoría de las aeronaves de instrucción del país”, destacó Emiliano, técnico superior en Aeronáutica, piloto privado y estudiante de Ingeniería Aeronáutica de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), Facultad Regional Haedo. Además, apuntó que la iniciativa propone establecer un soporte técnico local, con menor costo de instalación y mantenimiento, entre otras ventajas.
Hace dos años, Ezequiel y Emiliano empezaron a trabajar juntos en CONAE en el proyecto Tronador II, el primer lanzador espacial construido en el país que permitirá poner en órbita satélites en el espacio. Esa fue la prueba de fuego para afianzar el vínculo que habían logrado años atrás, con la cohetería amateur, y avanzar en la siguiente etapa: “Queremos formar una empresa para actuar directamente sobre el tejido productivo, con un impacto social. Además, las posibilidades de crecimiento profesional que tenemos con nuestra propia empresa no las ofrece ningún otro trabajo”, asegura Conti.
La nueva etapa que comenzaron junto a Incubacen les genera grandes expectativa. “Si bien en la parte técnica estamos muy bien parados, en otras áreas tenemos un flanco importante que esperamos cubrir gracias a la ayuda de la incubadora. Su aporte es exactamente lo que necesitábamos”, aseguró Grgic.
“Me defino como un emprendedor en tanto científico apasionado por plasmar sus ideas en proyectos reales que traigan un beneficio tangible a la sociedad. Considero que la ciencia es la herramienta fundamental de transformación social, y mi objetivo es tener un rol protagónico en esa transformación”, finalizó Conti.