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14 mar“Factores de éxito en emprendimientos de base tecnológica”.
Repasamos la transcripción de esta iluminada presentación del entonces director del Centro de Emprendedorismo del Massachusetts Institute of Technology (MIT), John T. Preston, realizada en Tokyo en 1997, en torno a los factores que determinan el éxito de emprendimientos de base tecnológica. Basándose en la experiencia obtenida en la creación de una centena de startups, el autor identifica e ilustra los factores determinantes de la mejor performance estática y dinámica de esta clase de emprendimientos desde un enfoque comparativo para EEUU y Japón. Aquí y acá se puede acceder a la presentación y una transcripción de la misma (en inglés).
El autor identifica como factores clave del éxito en emprendimientos de base tecnológica a:
- Actitudes frente a la innovación: el rol de las pequeñas empresas como agentes que llevan nuevas tecnologías disruptivas al mercado. La innovación radical nunca proviene de un líder del mercado!
- Talento del equipo gerencial: la importancia de un fuerte equipo gerencial con habilidades complementarias es vital para apuntalar mejores probabilidades de éxito en estos emprendimientos. Existe una falsa impresión del emprendedorismo cuando se lo pondera sólo como un comportamiento individual en detrimento del valor de un equipo que se complementa estratégicamente.
- Patentes y propiedad intelectual: las patentes juegan un rol fundamental al crear protección y una ventaja sustentable para los negocios de base tecnológica. Una gestión descuidada de la propiedad intelectual abre la puerta a competidores, mientras que una gestión firme crea asociaciones. Según la industria en cuestión la velocidad de acceso al mercado opera como un factor clave a considerar en la gestión de patentes y propiedad intelectual.
- Comportamiento apasionado: la pasión de los emprendedores condicionarán directamente los esfuerzos y sacrificios que están dispuestos a hacer por el proyecto.
En EEUU la participación en la propiedad del proyecto, por ejemplo a través de la distribución de acciones de la empresa a los empleados, modifica la predisposición de los afectados y su comportamiento al involucrarlos como “dueños” del proyecto. De esta forma se logra motivar a los actores involucrados y estimular el comportamiento apasionado, que dará frutos por la mayor dedicación al proyecto.
- Inversores de calidad: la calidad de los inversores hace la diferencia. Al evaluar las fuentes de financiamiento no sólo importa la cantidad de dinero que se pueda conseguir, sino la calidad de la fuente y la tasa a la que el dinero conseguido se pueda desembolsar. Importa el leverage (apalancamiento, ratio entre deuda y capital propio) que pueda proveer el inversor. A veces los aportes de estos inversores no sólo implican desembolsos de dinero, también su propia red de contactos y el acceso a recursos ó personas de influencia pueden lograr acortar en varios años el trabajo para que el emprendimiento transite por el camino deseado! Por otro lado, en cuanto a la capacidad financiera del inversor, la “profundidad de su bolsillo” resulta ventajosa para acelerar el acceso al mercado a voluntad y/o lograr el posicionamiento en el momento elegido.
- Productos de alta calidad y Velocidad de acceso al mercado: ambos aspectos son relevantes para obtener los mejores resultados en un emprendimiento de base tecnológica, y muchas veces el logro de uno atenta contra el logro del otro. La velocidad de acceso al mercado es un factor clave en la determinación de éxito y la rentabilidad de un producto.
- Flexibilidad: las empresas pequeñas tienen naturalmente más flexibilidad que las grandes empresas.
- Localización y aglomeraciones de excelencia: según elabora Michael Porter, profesor de Harvard y renombrado referente en temas de negocios, la decisión de localización de una empresa es un factor determinante del éxito de los emprendimientos. Porter concluye que la empresa debería localizarse cerca de sus competidores más poderosos y/o de sus consumidores. De este modo se ganan ventajas regionales mediante la aglomeración de empresas que tienen habilidades complementarias y competitivas, y a la vez será más fácil encontrar los empleados y la infraestructura requeridas para el emprendimiento.
Por otro lado, algunos factores culturales pueden afectar la localización geográfica de cierto tipo de industrias. El autor compara las culturas del Japón y de EEUU en cuanto a la manera en que cada una acepta el éxito y el fracaso. Observa que en Japón el fracaso es un estigma por lo que se genera un rechazo a tomar el riesgo que involucra la creación de una empresa startup, se privilegia y pondera positivamente la estabilidad en el empleo. En el caso de EEUU, dentro de los valores culturales se celebra el éxito y se acepta el fracaso lo cual conforma un ambiente ideal para la innovación.
Sin dudas en este breve documento se encuentran puntos relevantes a tener en mente a la hora de valorar el deseo y las probabilidades de éxito en emprendimientos de base tecnológica.